Dos caminos... En
dirección opuesta, uno difícil y otro fácil, uno angosto y otro
amplio. Los que van por estos caminos son muy opuestos en carácter,
en estilo de vida, en fe y en destino. Pocos
siguen a Jesucristo, muchos al mundo y sus placeres engañosos, no quieren
sacrificar su “yo”, hacen lo que les viene en gana.
Dos caminos... El camino
ancho es atractivo y el angosto difícil. Debemos tomar una decisión y hacer
un “pare” para dirigir nuestros pasos en pos de nuestro Señor.
El camino
espacioso ofrece falso placer y añade tristezas, soledad, angustia,
opresión, ruina y enfermedades. El camino deslumbra y confunde a quienes andan
en él, porque es adornado con hermosas luces brillantes pero la
realidad es en él solo hay oscuridad.
Estas metáforas
de los caminos muestran la realidad del andar de la humanidad amante de lo temporal y fácil. Pocos piensan en la vida eterna, ni
siquiera los que se dicen cristianos, no renuncian a la avaricia, a
la mentira, sensualidad, idolatrías, enemistades, pleitos, contiendas,
celos, rivalidades, enojos, disensiones, herejías, envidias, avaricia,
borracheras y orgías... casi todos aman el camino espacioso.
Oremos: Ven Señor Jesucristo a mi corazón, gobierna mi vida. Espíritu Santo, guíame en el camino angosto y ayúdame a ser un buen discípulo de Jesucristo, mi Salvador. Gracias Padre por escuchar mi oración. Aleluya