Sed sobrios y velad... No
se jacten de sus experiencias espirituales, no se crean inmunes
al pecado, no sean demasiado flexibles o demasiado rígidos, busquen el equilibrio, no maquillen el mensaje solo
por recoger una jugosa ofrenda, no manipulen las emociones.
No sean sabios en “su propia opinión” Despójense de la falsa humildad, no busquen ser el centro de atracción, no cansen a los
creyentes con sus historias de vida. No se enseñoreen de los que sirven en el
templo, recuerden que el fin no justifica los medios. No
enseñen textos fuera de contexto, tengan celo por la casa de Dios, no la
conviertan en casa de entretenimiento, ni en cueva de ladrones.
Sed sobrios y velad... Amen a los pequeñitos en la fe, enséñeles cómo ser
fieles a Dios, no los hagan dependientes de ustedes ni de sus
denominaciones, ayúdenlos a crecer espiritualmente, que aprendan a morir a si mismos y puedan tomar su cruz para seguir al maestro.
Rompan los esquemas de los programas religiosos,
dejen que el Espíritu Santo dirija el culto, hagan jornadas de
oración, convoquen el pueblo en días en que
la puedan ir al templo y no en días laborales.